HISTORIA
El barrio de Atocha de La Coruña
en el año 1913 era un lugar marginal donde el hambre, la
miseria y la incultura tenían su cuna.
Ante tal situación, Don Baltasar
se conmueve y acepta el reto de dar sentido a un conjunto de
vidas que vagaban sin rumbo a lo largo y ancho del barrio.
El sueño del sacerdote : un gran
comedor, una gran cocina, una gran escuela y unos grandes
talleres ven la luz tras meses de intensa lucha contra todo
y contra todos, meses de sufrimiento y de ejercicio de
humildad pidiendo de casa en casa y mendigando por toda La
Coruña para dar a sus niños La Grande Obra de Atocha.
Las gentes contemplaron
asombradas el nacimiento de La Grande Obra de Atocha, que
Don Baltasar llamó Grande porque Grandes eran también las
necesidades del barrio : "se llama Grande la Obra de Atocha
porque es de los niños y de los pobres" ; y millares de
niños recibieron y reciben en ella con amor formación y
cultura.
A lo largo de los años la
semilla que Don Baltasar depositó en el Barrio de Atocha se
ha ido extendiendo por Galicia hasta cruzar el charco para
llegar a América.
OTRAS
FUNDACIONES EN ESPAÑA:
El 15 de Septiembre de 1940 La
Grande Obra llega a
PONTEDEUME.
En el año 1940 también, nace la
segunda filial en
BETANZOS.
Diez años después La Grande Obra
llega a
ARZÚA,
se funda lo que hoy es el Colegio "Nuestra Señora del
Rosario".
OTRAS
FUNDACIONES EN AMÉRICA:
COLEGIO "La
Natividad":
Está ubicada en uno de los principales valles de la
Cordillera Central, (un valle relativamente pequeño y
bastante irregular), muy cerca de las costas bañadas por el
Mar Caribe. Se encuentra separada de éstas por el majestuoso
Cerro E Ávila, cuya altura se eleva a los 2600 metros.
A
comienzos del siglo XX
Caracas todavía era una pequeña ciudad agrícola en cuyo
centro se desarrollaba el comercio, con edificaciones de
tamaño bajo y se definida como "ciudad de los techos rojos".
Caracas comparte puntos en común con las ciudades
latinoamericanas. La mezcla étnica y cultural ha marcado a
la ciudad a través de su historia. Densamente poblada debido
al bum petrolero (1934 en adelante) y al abandono de la
actividad agrícola y ganadera, y con un espacio limitado por
estar rodeada de montañas, ha crecido de forma vertical,
cubriendo sus colinas verdes de viviendas en las que el
hacinamiento, la marginalidad, la
prostitución,
la economía informal y la violencia, son el fruto cosechado
por la incapacidad de políticas económicas y sociales.
A
esta Caracas de la segunda mitad del siglo XX llaga Don
Baltasar recibir una llamada del Padre Iriarte que,
informado por la Srta. Ángeles Singer de la personalidad y
actividad incansable de Don Baltasar, inmediatamente se pone
en contacto con él. Don Baltasar acude a la llamada.
Estoy plenamente convencida que vislumbró lo que detrás de
ese acontecimiento -aparentemente tan pequeño- se
escondía... Y Don Baltasar se deja conducir por el Espíritu,
confiado como un niño, sin miedo al riesgo ni a lo
desconocido. Abre su corazón y responde. Esta respuesta abre
la puerta a la primera fundación en Venezuela del Instituto
Secular «Hijas de la Natividad de María».
A
Caracas llega el primer grupo el 29 de junio de 1955 y, como
punto estratégico y trampolín, aceptan atender la Mansión
del Sagrado Corazón, tipo residencia para señoras.
El
3 de agosto de este mismo año, llegan dos más para
encargarse de hacer las inscripciones -se hacen en la Casa
Parroquial de Bella Vista- del grupito de niñas con las que
comenzará a funcionar el Colegio «La Natividad».
Con este fin alquilan una casa en la primera avenida de
Bella Vista, que será vivienda y colegio al mismo tiempo,
desde el 19 de agosto de este mismo año. Aquí será su sede
hasta el año 1959, en que se trasladan a la C/4 de Vista de
Alegre, en donde sigue en la actualidad. La atención a la
Mansión dura sólo hasta el l de octubre de 1956.
En
aquel momento, aunque vivían en suma estrechez, esta zona
era relativamente tranquila, en comparación con otras zonas
marginales de la Ciudad. Lamentablemente hoy no es así. La
precariedad económica de la población circundante hace que
la inseguridad y la pobreza haga de este pequeño, pero
entrañable Colegio, un lugar de PAZ, de acogida. Un pequeño
y hermoso hogar, en el que todos los que allí se acercan se
sienten queridos y respetados.
El
Carisma que Don Baltasar ha dejado impreso en sus HIJAS
sigue vivo como en aquel primer momento de su
fundación,
en este pequeño rincón de la inmensa Ciudad Capital de
Venezuela.
COLEGIO "Nuestra
Señora de Fátima":
Ciudad Guayana, en el Estado Bolívar, al oriente de
Venezuela y formada por dos ciudades (San Félix y Puerto
Ordaz), unidas por varios puentes sobre el caudaloso río
Caroní, fuente de riqueza hidroeléctrica, es una de las
regiones más antiguas del mundo y más interesantes del País.
Tierra que se encuentra al Sur del grande y majestuoso río
Orinoco, es una región única en sus paisajes, como el Salto
Ángel, la catarata más alta del mundo y la Laguna de
Canaima, con sus saltos de agua espectaculares. Los hermosos
saltos de la Llovizna, conformado por una porción de las
islas y saltos inferiores del río Caroní, aproximadamente
cinco kilómetros antes de la confluencia con el río Orinoco,
(el fenómeno de la bruma producida por el agua pulverizada
es lo que da nombre al salto y al parque), y El Cachamay que
toma su nombre de los raudales del bajo Caroní, mirador
natural ante la majestuosidad y velocidad de las aguas. Pero
también el barrera que separa, realmente, a dos ciudades
contrapuestas socialmente. La de un margen, rica y la del
otro, pobre.
En
la vía hacia Brasil, se encuentra la Gran Sabana, con sus
tepuyes, esas montañas con paredes verticales, en cuya cima
se consiguen ecosistemas únicos en el mundo. También allí se
asientan las tribus aborígenes, con sus costumbres
ancestrales y al margen (o marginadas) de la sociedad y del
progreso.
En
el año 1955, tras tres fundaciones en Latinoamérica (una en
un barrio de Montevideo-Uruguay y dos en Caracas-Venezuela),
surge la del Colegio “Nuestra Señora de Fátima» en San Félix
de Guayana.
El
inquieto misionero Padre Zabaleta, sintiendo la necesidad de
ayuda en aquella zona, en pleno desarrollo, poblada por
nativos y una gran masa obrera, expone la situación a Don
Baltasar a su paso por Caracas, de regreso del Uruguay.
Impresionado por la descripción y similitud con lo que había
sido el barrio de Atocha de La Coruña a su llegada al mismo,
no duda ni un instante en llevar a aquella tierra marginal,
situada en la confluencia de los magestuosos ríos Caroní y
Orinoco, a un grupo de siete Hijas de la Natividad de María.
Para iniciar su actividad se vieron en la situación de
alojarse en una barraca, que no reunía las más elementales
condiciones de habitabilidad, con el agravante de un
intenso calor y que había de prestar las dos funciones:
vivienda y colegio, lo que no causó poca preocupación a Don
Baltasar. A pesar de todo, conociendo la necesidad de
regeneración de aquel poblado y contando con la
disponibilidad, unión, entusiasmo y celo apostólico de sus
hijas, allí las dejó, con honda preocupación, no obstante el
gozo que suponía una fundación en territorio de Misión.
Vencidos muchos obstáculos, privaciones y dificultades, con
mucha celeridad y gran tesón día a día, todo se fue
superando, y hoy, gracias a Dios, cuenta Ciudad Guayana con
el hermoso Colegio «Nuestra Señora de Fátima» -donado por la
Corporación Venezolana de Guayana-, acreditado en todo el
territorio nacional por su funcional estructura (sus grandes
espacios verdes, Canchas Deportivas, Parque Infantil), y
sobre todo, su calidad educativa y la formación de cada
alumno como persona humana y cristiana.
El
pequeño grupo inicial de cuarenta alumnos se ha visto
multiplicado vertiginosamente, y hoy son 1.100 los alumnos
con los que cuenta el centro.
El
Colegio “Nuestra Señora de Fátima” sigue dando respuesta
hoy a las innumerables dificultades económicas y sociales
que vive esta hermosa parte del País, como lo hizo en los
primeros tiempos de su fundación.
No
cabe duda que el Colegio es un verdadero “oasis” en el que
padres, profesores, alumnos y ex – alumnos, pueden
oxigenarse, en esta zona tan rica en materias primas de toda
índole, pero tan marcada por la pobreza, la marginación
gubernamental y la desigualdad social.
EN
CAUCAGUA:
Se
encuentra ubicada en la región centro-norte de Venezuela
llamada Barlovento, en el Estado Miranda. Es una región
plana y de un extenso litoral hacia el Mar Caribe o de las
Antillas.
La
diversidad etnogenètica debida a la presencia africana de
los grupos étnicos que procedían de las civilizaciones
africanas , ubicadas al sur del desierto del Sahara, dejaron
una huella imborrable y perceptible. Como esclavos fueron
introducidos durante el siglo XVIII en los primeros centros
poblados barloventeños como Caucagua.
Contó con cierta prosperidad, dado que se encuentraba en una
encrucijada entre Caracas, el Oriente de Venezuela, y el
resto del Estado Miranda, por ser un núcleo agrícola,
principalmente por la producción de cacao en sus tierras de
extraordinaria fertilidad.
También a CAUCAGUA llega Don Baltasar.
Su
ansia evangelizadora no termina, y le lleva a seguir
respondiendo a la llamada que le llega de esta zona marginal
de Venezuela: Caucagua (Barlovento), una de las más
abandonadas en todos los aspectos en aquel momento y de
difícil acceso, porque las vías de comunicación eran tan
deficientes que se tardaba en llegar más de tres horas –
teniendo sierte.
Por eso, al recibir la petición del Padre Agustín
Augustinovich, Párroco de Caucagua (Estado Miranda), envía
a cinco Hijas de la Natividad de María a esa zona totalmente
subdesarrollada, pueblo cosmopolita donde la mayoría eran
nativos de color, y una minoría, de distintas razas,
culturas y religiones, que convivían en sana armonía. Gran
parte de la población estaba formada por gente muy pobre en
todos los aspectos, pero rica, por la caridad humana que
posee quien todo lo comparte.
El
17 de septiembre de 1956, al año siguiente de pisar
Venezuela, las Hijas de la Natividad comenzaron el Curso
Escolar en una calle llamada “La Laguna” y se instalaron
en una casa situada en la Calle “El Viento”, donación de la
familia Trujillo.
En el patio de la casa se construyeron galpones para cuatro
clases; las restantes se impartían en la Calle «El
Calvario», una construcción parroquial a dos kilómetros de
distancia, que día a día recorrían a pie, bajo un calor
húmedo aplastante.
En
1964 se construyó, con la ayuda del Padre Agustín
Augustinovich, un nuevo Colegio que fue reestructurado en
el curso 1995-96, con amplios patios – para entonces - y
canchas de juego. Las Hijas de la Natividad de María vivían
– mientras dura la construcción – en la Casa Parroquial.
Actualmente, se mantienen estas instalaciones y se han
construido algunas nuevas para poder dar respuesta a las
necesidades educativas más urgentes.
En
el pueblo de Caucagua, rodeado de asentamientos campesinos,
a los que raramente llegan los servicios básicos de agua y
luz, parece que los años se han detenido… Sólo el Colegio,
animado por la vida de entrega y la ilusión renovada de las
Hijas de la Natividad de María, es el lugar del movimiento,
de los sueños, de la vida, porque sigue vivo el Espíritu de
Don Baltasar en cada una de sus Hijas.
COLEGIO
"San Pio X"
Ejido – en el Estado Mérida - está situado en la terraza de
un hermoso valle de la Cordillera de los Andes. La ciudad
se encuentra rodeada de hermosas montañas, donde se divisa
en primer plano la imponente Sierra Nevada.
Ejido ha sido llamada "La ciudad de la miel y de las
flores". Este título tan dulce, se debe a sus tradicionales
panelas con las que se preparan los dulces caseros de higo,
leche y guayaba, así como la rica miel y las flores
provenientes de sus campos. Desde la época colonial, en
Ejido se procesa la caña en los trapiches, para producir las
panelas que sirven para endulzar los platos.
En
sus alrededores abundan los cultivos de caña de azúcar, que
se prolongan desde las fértiles vegas del río Chama, hasta
la parte montañosa.
En
la actualidad, Ejido ha crecido mucho, debido a su cercanía
con la capital del Estado (Mérida). Se han formado populosas
barriadas en forma bastante rápida y caótica, y con muy poca
planificación urbanística
Pueblo privilegiado por su belleza natural y la bondad de
sus habitantes, que ansiaban para sus hijos una educación
cristiana esmerada y sentían la necesidad de un colegio
católico.
Mons. Chacón, Arzobispo de Mérida, por mediación del P.
Iriarte, S.J., Asesor de los Religiosos de Venezuela, logró
la colaboración de las Hijas de la Natividad de María.
Llegaron las primeras el 16 de noviembre de 1957. La
población de Ejido las recibió con alegría, y personas
cualificadas colaboraron sumándose al proyecto apostólico de
Don Baltasar.
Las recién llegadas se instalaron en un caserón colonial; al
día siguiente se procedía a la bendición de esta
Casa-Colegio y se iniciaron las actividades escolares.
Pronto llegó de España el refuerzo. La juventud y alegría de
estas Hijas de la Natividad llamaron la atención del Sr.
Arzobispo quien las calificó cariñosamente «el Kínder de
Venezuela». Su confianza filial en Dios Padre, su
generosidad y entrega pronto tuvieron eco; el Párroco, P.
Uzcátegui, donó el solar para la construcción del nuevo
edificio en marzo de 1958, y en 1960 se bendijo el terreno y
se colocó la primera piedra. El pueblo entero colaboró,
donando cada uno lo que podía para ver realidad sus sueños.
Don Baltasar viajó a Ejido, al que con gozo llamaba «Montaña
de la Visitación», «Rosal de Nazaret», «Nuevo Palomar».
Conoció la afabilidad y el corazón generoso de aquellas
gentes. Vio como sus Hijas vivían hermanadas con este pueblo
formando una gran familia.
De
1963 a 1969, tras muchos trabajos y no pocas dificultades,
se trasladaron al nuevo edificio. Posteriormente se
inaugurara el segundo piso y últimamente las canchas
deportivas y parque infantil.
El
Colegio San Pío X es, para Ejido, “su Colegio”. Cada
ladrillo… es imagen de lo que un pueblo entusiasta y
luchador puede lograr, y del cuidado cariñoso y la entrega
generosa de cada Hija de la Natividad María.
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